Parece que ya no nos sorprende nada de un modo alarmante, pues las malas noticias son tan comunes que parece que forman parte de nuestra vida cotidiana desde siempre. Casi a diario se escuchan noticias sobre depósitos fraudulentos con los que han arrebatado los ahorros de toda una vida a personas humildes, de poderosos que parecen haber estado por encima de la ley y que han andado haciendo todo tipo de tropelías a su antojo sin impunidad y otras muchas noticias que lo único que hacen es que el resto de la humanidad desconfíe unos de los otros.
Sobre todo a nivel financiero muchos ciudadanos ya no confían para nada en los bancos ni en nada que pueda parecerlo, y quienes no tienen que pagar ninguna hipoteca se están planteando seriamente volver a guardar su dinero en casa como antes y olvidarse de cuentas corrientes, de tarjetas y de cualquier producto financiero.
Lamentablemente, esta falta de interés en todos los asuntos está provocando que nos volvamos cada vez más desconfiados, más individuales y en realidad menos humanos, tratando de hacer las cosas solo por nosotros mismos y sin pensar en que lo que realmente hace grande a nuestra especie es la capacidad de colaboración que tenemos, sin la cual no habríamos logrado mantenernos sobre este planeta durante tanto tiempo.